Preocuparse de vez en cuando es una actitud positiva ya que ayuda a buscar soluciones a los problemas que se plantean, sin embargo, cuando la preocupación es excesiva y casi continua, ese estado de preocupación e hipervigilancia se puede somatizar y transformar en enfermedad física o mental.
Las personas con preocupación crónica suelen ser pesimistas, se dejan guiar por estos pensamientos negativos fruto de su imaginación más que de la realidad, y confían poco en su capacidad de resolver las situaciones, creen que estar preocupados les protege porque supuestamente están anticipándose y buscando soluciones a los posibles problemas, sin embargo, en realidad, es todo lo contrario ya que sufren mucho más que los demás.
CONSEJOS PARA EVITAR ESTAR CONTINUAMENTE PREOCUPADOS:
- En primer lugar hay que dejar de anticiparse negativamente a lo que va a pasar, puesto que lo que va a suceder no lo sabemos con certeza, es absurdo sufrir innecesariamente imaginando situaciones negativas. Ej. “mañana va a llover mucho y se me va a inundar la casa”…
- La preocupación patológica no influye en que las cosas salgan bien o mal. No hay ningún estudio que avale que las personas pesimistas están más protegidas o tienen más suerte que las optimistas.
- Es bueno también aceptar la incertidumbre, pensar que no lo podemos tener todo controlado, hay muchas cosas que se escapan de nuestro control.
Es bueno pensar que si algo tiene solución no hay que preocuparse y si no la tiene lo que hay que hacer es más bien un proceso de aceptación.
- Hay que dejar de preocuparse por el pasado, puesto que: ¿El pasado se puede cambiar? ¿Qué nos aporta estar preocupados pensando en algo que sucedió y que no se puede cambiar? ¿No será más adecuado y sano centrarnos en el presente?
- Preocuparse en exceso por temas que no forman parte de nuestras prioridades vitales: política, fútbol, toros, etc. es un desgaste muy grande además de crear roces y conflictos familiares, con amistades, etc. a veces hay que crear un poco de distancia con algunos temas y darle la importancia que tienen, no más. ¿Merece la pena sufrir un ataque de ansiedad por un partido de fútbol?
- Es aconsejable también preguntarnos si las preocupaciones son fundadas o no, si tenemos certeza de que ese pensamiento sea real. A veces las preocupaciones son infundadas. Ej.: “Me preocupo porque esa persona se estaba riendo y seguro que es de mí”…
- Preguntarse qué haría la mayoría de personas e intentar pensar y actuar así.
- Ponernos un modelo de persona tranquila o positiva a imitar.
- También es aconsejable mantener distancia con quienes a veces sin querer, están siempre contagiando sus temores y problemas a los demás. Es mejor rodearse de personas positivas.
- Preguntarse si los sucesos que preocupan tienen realmente mucha probabilidad de ocurrir. Ej. En el miedo a viajar en avión “¿Qué probabilidad hay de que un avión se caiga?” dirigir la atención a sucesos más probables, lo más probable es que…
Estos son solo algunos de los ejercicios mentales que podemos hacer para combatir ese estado de hipervigilancia pero sobre todo, recuerda: Preocuparse excesivamente nunca es la solución sino el problema.
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