Cuando una persona pasa por situaciones de injusticia de cualquier tipo (separación, acoso escolar, maltrato, discriminación, abuso, problemas familiares o laborales, etc.) lo normal es que busque una persona de su confianza con quien desahogarse y a quien contarle lo ocurrido. Eso es bueno, hablar sobre hechos que nos causan dolor y sobre los sentimientos que eso nos produce, es terapéutico. Ante el dolor es humano buscar apoyos.
Sin embargo, hay que saber elegir muy bien a la persona con la que nos desahogamos. No todo el mundo quiere escuchar problemas, no todo el mundo quiere tomar partido, no todo el mundo quiere estar “a las duras”, no todo el mundo guarda secretos, no todo el mundo quiere hacer el ejercicio de ponerse en tu lugar. Hay incluso a quien le molesta escuchar verdades. Hay incluso a quien le molesta que no te aguantes.
Elegir a la persona no adecuada puede añadir problemas al problema.
Elige bien…
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