Hace un tiempo conocí el caso de una chica que había sufrido acoso escolar solo por ser guapa. Su belleza y su figura provocaban la envidia de un grupo de compañeras que se dedicaron a aislarla, a criticarla por como vestía, como se peinaba, etc. Esta actitud de un grupo hacia ella, en plena adolescencia, duró varios años y le provocó serios problemas de autoestima y de inseguridad.
La envidia es un sentimiento de amargura muy común y muy dañino que hace sufrir a quien lo tiene y a veces también, como en este caso, a quien se envidia provocando un doble sufrimiento.
La envida nace fundamentalmente de dos factores:
1º La falta de aceptación personal o de las circunstancias familiares, laborales, sociales , etc. que a cada uno le ha tocado vivir.
2º La necesidad de tener que compararse continuamente con los demás deseando lo que los demás tienen.
La persona envidiosa se caracteriza por:
- No se alegra de los éxitos, de la suerte o de los méritos de los demás.
- Exterioriza su alegría de forma falsa, es decir, no lo siente de verdad.
- Critica a las personas que son superiores a él, en cualquier aspecto de la vida: económico, social, deportivo, académico, laboral, físico, etc. solo por el hecho de serlo sin que le hayan hecho nada.
La envidia provoca serios problemas de relación entre la familia, amigos, vecinos, compañeros, etc.
Algunos consejos para vencer la envidia:
- Tratar de no compararse con nadie y disfrutar de lo que cada uno es y tiene.
- No crearse necesidades, cuantas más cosas necesite una persona más va a querer y así entra en el círculo de la insatisfacción.
- Ponerse en el lugar del otro. La empatía es un ejercicio muy bueno para entender a los demás y poder alegrarte con ellos.
- Aprender a quererse y a valorarse más.
¡Qué bonito es cuando te pasa algo agradable en la vida y alguien, de corazón, se alegra contigo!
Hay pocos elementos mejores de criba de sentimientos que ver la reacción de una persona ante la suerte o la alegría de otro.
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